9.6.11

III - Viviendo en la Penumbra

Tranquilino Gracia siempre había vivido ahí. Todos los días se levantaba a la misma hora, frecuentaba los mismos lugares y saludaba a la misma gente pero en el fondo, odiaba esa rutina. De vez en cuando observaba con tristeza cómo el antiguo esplendor de la ciudad desaparecía entre hierros retorcidos y gigantes de cristal que escondían el sol.

Aun así, no perdía la esperanza de un futuro mejor.

Pero cuando los demonios tomaron el poder a base de falsas promesas, nunca imaginó lo que sucedería: poco a poco las risas se apagaron y las calles fueron tomando un aspecto lúgubre.

Aunque en la ciudad amanecía todos los días, la luz jamás entraba…

7.6.11

II - La ciudad sin esperanza

Las personas que viven aquí son extrañas. Campesinos, gnomos, trolls, duendes, soldados, elfos, princesas, brujas, hadas, hombres lobo y muchos vampiros conviven sin cesar. Sus vidas transcurren entre promesas de mejores días y una realidad que no les permite soñar.

Siempre temerosos, siempre desconfiados, las agresiones y poca paciencia forman parte constante de sus vidas cotidianas. Lejos de ayudarse, buscan la manera de salir adelante a costa de los demás. Sólo unos cuantos se atrevieron a buscar un cambio que les devolviera la luz.

Fue entonces cuando los demonios aparecieron…

6.6.11

I - La Ciudad de la Nube Negra









La ciudad de la nube negra tomaba su nombre del humo espeso que rodeaba el entorno y la apariencia tan oscura que éste le daba; con sus dragones metálicos, gigantes de cristal y fétidos olores era un lugar peligroso para vivir.

No siempre fue así. Años atrás solía ser un paraíso lleno de ríos, montañas y arcoiris; donde el canto de las aves anunciaba por las mañanas la llegada de un imponente sol que los iluminaba y cobijaba dulcemente bajo sus rayos. La naturaleza convivió en armonía con los primeros pobladores durante mucho tiempo.

Poco a poco todo desapareció sin que alguien lo notara. Aquellos paisajes fueron reemplazados por enormes vitrales, mientras los dragones callaban la suave música y atacaban al sol con llamaradas; terribles vientos azotaron la ciudad cuando todo comenzó a ensombrecerse. Después de eso la gente empezó a sentir el frío...