28.3.14

“De la abuelita, el temazcal y el amor”


En estos momentos soy amor. Sí, como el gran Rigo Tovar o el Maestro José José que pedía un aplauso cada vez que empinaba el vaso en la cantina.

Soy amor por la experiencia que tuve el fin de semana; por lo que vi, descubrí, aprendí, pero en especial por lo que sentí: un amor incondicional, paz y tranquilidad; me encontré a Dios. Y lo más increíble es que lo hice estando alrededor de gente desconocida, ¡quién lo iba a creer!

Lo reconozco, la idea de compartir un fin de semana con gente que en mi vida había visto me parecía un poco rara y aún estando ahí, por momentos todo me parecía irreal. Pero si llega alguien como Toño (mi guía en esta aventura) con toda la paciencia y buena vibra, todo se vuelve más sencillo.

Mejor aun, cuando desde el primer minuto descubres que la gente te demuestra que debes aprender a confiar en los demás para descubrir que el mundo es tan agradable como uno lo desea, todo comienza a parecer posible; hasta que yo haga un viaje con un grupo de 30 personas sin conocer a nadie.

Si alguien te recibe con los brazos abiertos lejos de cuestionarte por qué lo hace, abre también los tuyos.

En este viaje comprendí que el amor no es un sentimiento generado por determinadas personas de nuestra vida (aunque decidamos a quién dárselo), sino que está vivo dentro de cada uno y sólo se necesita abrir el corazón para descubrirlo.

Estos fueron algunos de los aprendizajes que me llevé este fin de semana mientras tenía mi primer contacto con la Ayahuasca, o “la abuelita” como la conocen por su historia y tradición milenaria. Y por si no hubiera sido suficiente, también entré a un temazcal de 5 puertas (lo que significa que en cada puerta se abre el temazcal y entran nuevas piedras).

Cada experiencia duró alrededor de 5 horas: intensas, inolvidables y llenas de amor. Me quedo con el enorme respeto que sentí por el ritual del temazcal y la energía tan increíble que recorrió mi cuerpo mientras estaba dentro.

De “la abuelita” no diré mucho ni contaré cómo fue el proceso, cada quien tendrá su aprendizaje y experiencia si así deciden hacerlo, ¡pero wow! Atinada desde el primer instante con sus mensajes; me queda claro que todos deberíamos probarla por lo menos una vez en la vida.

Hoy más que nunca me siento en paz, tranquilo y con la certeza de que la respuesta a cualquier pregunta es abrir tu corazón, estoy seguro que si eligiéramos amar sin buscar la certidumbre de ser correspondidos seríamos mucho más felices y este mundo sería mejor.