9.6.11

III - Viviendo en la Penumbra

Tranquilino Gracia siempre había vivido ahí. Todos los días se levantaba a la misma hora, frecuentaba los mismos lugares y saludaba a la misma gente pero en el fondo, odiaba esa rutina. De vez en cuando observaba con tristeza cómo el antiguo esplendor de la ciudad desaparecía entre hierros retorcidos y gigantes de cristal que escondían el sol.

Aun así, no perdía la esperanza de un futuro mejor.

Pero cuando los demonios tomaron el poder a base de falsas promesas, nunca imaginó lo que sucedería: poco a poco las risas se apagaron y las calles fueron tomando un aspecto lúgubre.

Aunque en la ciudad amanecía todos los días, la luz jamás entraba…

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