Ayer fue un día muy especial para millones de niños
y para varios de mis amigos que ya son papás/mamás: llegaron los Reyes Magos. Y más allá de clavarme en que mi FB se
llenó de fotos de chamacos y juguetes (muchas
gracias por eso, NOT), presumir
los regalos que (no) recibí (¡sin Yolanda!) o hablar de la gente que
se queja de estas fechas porque les encanta ser amargados sin importar que
apenas está empezando el año, quiero hablar de algo que muchas veces olvidamos:
la magia.
Y no me refiero a la de los ilusionistas que
aparecen o desaparecen elefantes frente a ti (aplausos para ellos), sino a la que te hace sentir que algo es
perfecto: la magia de una persona, de un
lugar o de un momento.
No es casualidad que el año empiece con los Reyes
Magos porque son quienes se encargan de hacer creer a los niños que todo es
posible: basta con escribir una carta, pedir juguetes y ¡pum! el 6 de enero
aparecen; hasta que alguien les dice que los Reyes no existen. Entonces dejan (dejamos) de creer en la
magia.
Pero ¿por qué no creer que las cosas sí pueden
pasar? ¿que podemos ilusionarnos? ¿qué nuestros sueños son alcanzables? ¿que la magia es real?
¿Cuánta gente se queja por cualquier cosa (llámese la situación del país, EPN, su
trabajo, el dinero, etc.) y cuánta agradece lo que tiene? ¿en qué momento
nos perdemos? Porque quizá hoy las cosas no sean como las imaginamos pero eso
no significa que siempre será igual. O tal vez sí son como las queremos, pero
nunca nos hemos dado el tiempo para entenderlo y valorarlo.
Vivimos
entre tanta incertidumbre que a veces se nos olvida lo fácil que es ser
felices.
Hoy pido
con todo mi corazón que sea un año mágico: que todos los días tenga una razón para sonreír: en mi trabajo, con
mi familia, con mis amigos, con quien quiera que se cruce en mi camino; que
siga encontrando motivos para creer, que la vida me sorprenda como hasta hoy; que
cuando me toque reencontrarme con el amor, lo que suceda esté lleno de magia
desde el principio porque merezco que
todo sea especial en mi vida.
Les deseo que siempre
encuentren algo que los haga ser felices y todos los días se sientan como
cuando tenían 5 años y descubrían los regalos debajo del árbol. Recuperemos esa ilusión.
Abramos los brazos a la magia que está esperando
para sorprendernos. A la que ya está pero no hemos reconocido. A la que siempre
estuvo y no supimos agradecer. A la que sí descubrimos y nos hizo felices.
Bienvenida
la magia a nuestras vidas.
2 comentarios:
Qué bonito es lo bonito amigo! Y sí, también creo en la magia!
Qué gusto que creas en ella amiga, ¡a disfrutarla!
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