22.12.14

Adiós 2014.

Hay años que sin planearlo marcan nuestras vidas; éste fue uno de ellos. Porque si alguien me hubiera dicho al empezar el 2014 todo lo que me sucedería: estar soltero, saltar de un paracaídas, probar la ayahuasca, entrar a un temazcal, cambiar de auto, quedarme (otra vez) sin chamba, dejar las agencias de publicidad, usar zapatos y camisa para ir a trabajar, ser espiritual, hacer ejercicio o bajar 13 kilos entre otras cosas; seguramente no lo hubiera creído, es más ¡varias ni siquiera me habrían pasado por la mente!

Bajé 13 kilos, sí, ¡13 kilos! y aunque muchos digan que no se me notan les aseguro que yo sí me daba cuenta porque mi ropa me lo gritaba, pero más allá de eso mi autoestima lo sabía. Y no era sólo me había descuidado en lo físico; siendo honesto traía muchos temas personales atorados que había elegido ignorar o como dicen en mi pueblo, con los que “nomás me hacía bien pendejo”.

Pero si algo he aprendido este año es que uno puede voltear hacia otro lado pero en algún punto la vida (Dios, el destino o como quieran llamarlo) te lo pondrá de frente y ya no habrá para dónde moverse. Y sí, este año, tooooodo lo que había pospuesto llegó en paquete para solucionarlo o por lo menos confrontarme con ello.

Así que después de 9 años mi relación se terminó. Sí, leyeron bien: 9 años de compartir con la mejor y más bella de las mujeres. 9 años de amor, risas, lágrimas, lecciones, crecimiento y muchas experiencias que de repente ya nada más eran recuerdos. Dolió. Pero aprendí que a veces debemos soltar aunque no nos guste, que la solución correcta no siempre es la que queremos pero sí la que necesitamos, pero sobre todo aprendí que el amor más sincero se da en libertad.

Entonces descubrí que en verdad todo pasa por una razón. Porque lo que me dolió hasta el alma fue lo que me motivó a encontrar mi fuerza interior, a redescubrirme, a conocerme. Me enfoqué en el ejercicio, en el yoga, en meditar, en leer, en hacer todo lo que me gustaba y me hacía feliz; cada día me sentía mejor y mi cuerpo era un reflejo de eso, los demás lo percibían, pero sobre todo yo me daba cuenta.

Y de repente me quedé sin trabajo. Otra vez. Llegaron las deudas, los viejos fantasmas comenzaron a acercarse: las dudas, la incertidumbre, el miedo; pero esta vez estaba preparado para salir adelante gracias a todo ese crecimiento interno que sigo intentando. Todo pasa por una razón. Todo te prepara para algo mejor y para que llegue en el momento correcto. Hoy encontré el trabajo que tenía años buscando.

Me abrí al amor, al propio y al de los demás. Y comenzaron los cambios. La vida me demostró que cuando abres tus brazos, hay alguien que te está esperando para recibirte: tu familia, tus amigos, alguien que nunca imaginaste, ¡siempre hay alguien!; créeme, nunca te sientas solo porque no lo estás.  

Siendo muy honesto, me urgía que terminara el año porque ha sido un año de experiencias inolvidables y grandes aprendizajes pero también ha sido un año intenso, de muchos cambios y de lecciones muy valiosas. Hoy quiero compartirles 3 que en mi opinión son las más importantes:

Aprendan a soltar.
Aprendan a confiar.
Aprendan a amar.

Los amo.
Adiós 2014.


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