25.8.09

Entre tú y usted


Desde que era chiquito, mis papás siempre me enseñaron a “respetar” a los demás, a ser educado con los mayores, a no decir groserías… en pocas palabras, a portarme bien en cualquier situación.
Por eso, yo siempre que hablaba con alguien que no conocía, me dirigía de usted… así fuera el de las tortillas, al director de la primaria o al jefe de mi papá ¡No discriminaba! Y en su momento funcionó para mí, sólo que ahora en retrospectiva he entendido que el respeto no se demuestra porque “tutees” o no a alguien, sino con tus actitudes. 
Pongo un ejemplo… hasta la secundaria todos tus maestros se enojaban cuando te atrevías a tutearlos, es más, pensarlo siquiera era una verdadera ofensa que se penalizaba con un buen grito, y el clásico “tsssssss” del resto del salón. 
¿Pero qué pasaba en la carrera? Los profesores te trataban -en la mayoría de los casos- de igual a igual y podías tutearlos. Muchas veces ellos eran los que te dejaban mayores enseñanzas, de quienes aprendías realmente algo valioso y sobre todo, admirabas. A ésos sí los respetabas. A los demás les dabas atole con el dedo cuando te regañaban y a sus espaldas seguramente te burlabas.
En todos los aspectos de la vida es lo mismo.
¿Quién dijo que la vida tenía que ser tan formal?
La verdad... Qué hueva hablar de usted y no de ti.

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